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martes, 24 de diciembre de 2013

No abrir hasta Navidad (1984) de Edmund Purdom



El asesino se despacha a gusto con todo Papá Noel que se encuentra
Una película británica muy recomendable para todo aquél que deteste la figura bonachona de Papá Noel. Un film bastante casposete, que vuelve a ponernos en el pie del candelero la figura de Santa Claus como leitmotiv de una serie de crímenes, no obstante esta vez el vejete no es la figura homicida, sino el sangriento objetivo; y es que lo que nos muestra esta peliculilla es un psicópata que le tiene tanta tirria al barbudo del trineo (a causa, ¡cómo no!, de un trauma infantil), que se pasará todo el metraje (y cuando digo todo, es prácticamente todo), matando a todo aquél o aquélla que ose vestirse del tito Santa, y claro siendo Navidad, víctimas no le faltarán. Vamos a ver, "No abrir antes de Navidad" es una película cuya calidad visual es bastante chapucera, su guión es desastroso y no puede haber cabida en él para más meteduras de pata y momentos ilógicos, sus personajes son idiotas rematados, tanto las víctimas, como el asesino (fácilmente adivinable), como los polis que investigan (por llamarlo de alguna manera) el caso de los crímenes. 

Esta Mamá Noel tampoco se librará del ataque del asesino

Así quedó este lavabo tras una castración
De hecho no encontraréis por ninguna parte, ni un solo comentario positivo de ella, la crítica más cándida que he llegado a verle atribuida es que un infecto montón de mierda; y la verdad es bastante entendible. La película es bastante mala, de eso no cabe ninguna duda, pero bueno; tengo que decir que su visionado se me hizo indudablemente ameno y la experiencia, muy divertida. Ésa es la clave imprescindible para disfrutar de este film, tomárselo por el pito del sereno y entonces nos toparemos con un slasher flojillo y casposo, pero resultón para todo aquél que no sea muy exigente. 


El inspector de Scotland Yard que "investiga" (por decirlo de alguna manera),
los asesinatos (interpretado por Edmund Purdom, también director de la cinta)

Ya es ensarñarse contra los Papá Noeles
Si digo que es resultón es porque lo que me llamó la atención del film, es que prácticamente todo el metraje está compuesto por un absoluto no parar de muertes (de verdad, es una película en la que, como se suele decir, muerte hasta el apuntador). Desde que empieza hasta que acaba, iremos presenciando como el asesino en cuestión, se va cargando Papa Noeles sin ningún tipo de reparo y de múltiples formas; véase quemándoles la cara, atravesándolos con una lanza, acuchillándolos, incluso mediante una castración. Gracias a este buen puñado de asesinados, pues tengo que reconocer que, a pesar de la chapucera calidad del film, pues me moló echarle un vistacillo. Aparte de los asesinatos, hay que decir que la trama es una rotunda gilipollez. Los actores son abominables; en el reparto se incluye una cara conocidilla en el género, Edmund Purdom (visto en películas como "Terror sin límite" o "Mil gritos tiene la noche"), quien además hizo las funciones de dirección, de manera no precisamente muy acertada.

El asesino de niño, ya apuntaba maneras

La película en sí es un engranaje de escenas de asesinatos y punto, por en medio se dedicaron a meter un puñado de momentos faltos de interés y que intentan componer una trama que no interesa un pimiento. Sangre, desnudos, efectos cutrecillos, estética muy underground y un misterioso paquete que no debe de abrirse antes de Navidad (de ahí el título) componen este título infame, que no deja de ser una mera curiosidad en el amplio universo de films de terror de vertiente navideña. Yo, la verdad, la recomiendo cojones, porque es de esas piezas malas pero con cierto encanto y que ante todo sirven para pasar un buen rato, sin exigirle a uno que ponga a trabajar a una neurona más de la necesaria.

Esta cajita es la que no había que abrir hasta Navidad;
¡y viene con sorpresa!

*MI MOMENTO FAVORITO: una grata y muy agradable sorpresa que depara el film, es la aparición de esa preciosidad llamada Caroline Munro, haciendo de ella misma, que nos deleita con una actuación musical (muy ochentera); porque siempre es un regalo para la vista verla aunque sea unos breves minutos. 

''I'm the warrior of love...''

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