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miércoles, 31 de diciembre de 2014

La aventura del Poseidón (1972) de Ronald Neame



Ante ustedes, el Poseidón
Bueno, por fin hemos mandado a tomar por culo el 2014. Ha sido un año ta puñetero para mí y tan agobiante que la verdad, estaba deseando de acabarlo. Debido a semejante catástrofe y aprovenchando las fechas navideñas he escogido para arrancar el nuevo año una peli que aúna ambos términos, todo un peliculón del cine denominado de catástrofes, a cuyo subgénero le dio cancha el soberano éxito de "Aeropuerto". Este famoso film estableció un patrón a seguir dentro del subgénero, y así la gran mayoría de las pelis que lo abordaron explotaron el filón de juntar a un numeroso reparto repleto de estrellas de Hollywood, inmersas en medio de una problemática y frenética situación.  

Celebrando la noche de Fin de Año a bordo del transatlántico

El capitán del barco (Leslie Nielsen, haciendo un papel serio)
"La aventura del Poseidón" nos cuenta como un grupo de pasajeros, a bordo de un inmenso trasatlántico, llamado propiamente Poseidón, están celebrando la noche de Año Nuevo, cuando una gigantesca ola hace volcar el barco y estableciendo en su interior, entre el reducido grupo de supervivientes al choque, una desesperada lucha para salir con vida de semejante situación infernal. Pues bien, en mi opinión de todo lo visto en la abundante producción de pelis catastróficas (véase "Terremoto", "El coloso en llamas", etc.) de la época, estamos ante una de las más sobresalientes. El equilibrio entre los diferentes apartados que componen el film, me parece más que notable. El film es frenético en todos los aspectos, tiene una dirección solvente, correctísimos efectos especiales, acción, aventuras, dramatismo y sobre todo, puto entretenimiento. 

El barco vuelca y la cosa a bordo se pone muy fea

Sobrevivir a esa noche va a estar difícil
Ni qué decir que las interpetaciones son fabulosas, el reparto está compuesto por actorazos de tomo y lomo como Gene Hackman, Ernest Borgnine, Shelley Winters, Roddy McDowall y hasta Leslie Nielsen (al que se hace francamente raro ver en un papel serio, en este caso es el mismo capitán del barco). Cuenta además con una loable partitura compuesta por el spielbergiano John Williams, que incluye una deliciosa canción "THE MORNING AFTER" que fue premiada con un Oscar en su correspondiente año. En definitiva me parece una perfecta combinación de varios elementos, con la que poder disfrutar (en serio, no se echan en falta aparatosos efectos digitales de esos tan comunes en producciones de este tipo más actuales), que potenció aún más el éxito de las producciones catastrofistas, que a lo largo de los setenta plagaron las pantallas de medio mundo. Una buena inyección de adrenalina para la noche de Fin de Año.

Un reparto de estrellas sudando la gota gorda

*MI MOMENTO FAVORITO: esa impresionante escena en la que el personaje de Shelley Winters es protagonista de una increíble proeza subacuática. 

Shelley Winters se mueve como pez en el agua

martes, 30 de diciembre de 2014

El Grinch (2000) de Ron Howard



Bienvenidos a Villa Quién...
Allá por el año 2000 por fin llegó a las pantallas la esperada por muchos, adaptación del famosísimo cuento del escritor apodado Dr. Seuss, el cual coló de manera muy avispada e inteligente una crítica sagaz a todo lo que conlleva el consumo en las fechas navideñas. Yo la verdad, conocí a este peculiar personaje, el Grinch, gracias al cortometraje animado que había realizado el mítico Chuck Jones (nombre irremediablemente ligado al universo de los Looney Tunes) en los sesenta, que contó con la voz narrada del mismísimo Boris Karloff, el cual pues tuve la oportunidad de visionar siendo niño cuando lo emitieron por el canal Cartoon Network (por cierto no sé si dicho canal sigue existiendo en la actualidad), en un especial de Navidad, ¡cómo no! Pues bien, la verdad es que a priori la peli me parecía interesante, me tiraba un poco para atrás que el prota fuese el ultra histriónico Jim Carrey, que nunca fue santo de mi devoción precisamente, pero bueno, me dije, el tipo sale irreconocible gracias al maquillaje, así que algo disimulará su incontrolablemente alocada presencia ante mis ojos. 

...lugar cuyos habitantes viven intensamente la Navidad...

...menos el Grinch (Jim Carrey)
Bueno, reconozco que ese año hice unas cuantas intentonas de ir a verla al cine, pero por circunstancias no me llegó la ocación (a día de hoy digo "gracias a Dios") y no fue hasta tiempo después que logré visionarla vía alquiler. Pues bueno, debo decir que la película si bien es cierto es un prodigio desde su punto de vista técnico. El universo navideño resulta encantador, la puesta en escena es fantástica, el diseño de la ciudad de Villa Quién, los maquillajes de los personajes; en especial el sensacional trabajo de caracterización de Jim Carrey (premiado justamente con un Oscar ese año, se nota la mano mágica del magno Rick Baker, ¡qué artistazo!). Eso sí, debo decir que la película me pareció rematadamente estúpida e insoportable desde el punto de vista argumental. Vale, que lo que siempre se dice, que es una peli infantil destinada para los niños, de acuerdo, pero yo siempre digo también que hay pelis para niños que también pueden ser disfrutadas por adultos, por adolescentes y por gente de todas las edades, porque no corresponden un festival de subnormalidades ñoñas in extremis. No es el caso de "El Grinch", yo tenía 12 años cuando la vi (no era precisamente un adulto) y ya de aquélla me pareció intragable y soberanamente tonta. 

Esta niñita quiere inculcarle al Grinch el espíritu navideño

Pero el Grinch decide que va a "robar" la Navidad...
La culpa no es ni de Jim Carrey (él está en su salsa y hace la labor encomendada), ni de su director Ron Howard (creador de maravillas tan prodigiosas como "1, 2, 3,... Splash", "Cocoon" o "Willow"), ni de los responsables de los apartados técnicos. La culpa es de la adaptación mundana y excesivamente infatiloide que han hecho sus guionistas. Recuerdo el cortometraje animado, era incluso hasta un tanto siniestro y espeluznante (sin pasarse claro, pero tenía su atractivo), pero es que este "Grinch" es todo un homenaje a la payasada más absurda existente. Hice la intentona de volver a verla no hace mucho y directamente la tuve que quitar, no la soporto. Yo creo que es únicamente recomendable para niños que no pasen de los 10 años, que pueden pasar un ratejo divertidillo, o para personas que guarden un cierto cariño afectivo de ella (ya se sabe que los sentimientos muchas veces nos guían demasiado), o a lo sumo para fans muy acérrimos de Jim Carrey, pero para para el resto de la peña sinceramente dudo mucho que pueda resultar minimamente instructivo el visionado de esta cagarruta histrionicamente empalagosa.

...y a ello va el señor Grinch

lunes, 29 de diciembre de 2014

Jack Frost 2 (2000) de Michael Cooney



Los protas de la primera peli se van de vacaciones al Caribe...
El infinito mundo de las secuelas cinematográficas es tan amplio como incomprensible y curioso. En 1997 se había llevado a cabo la realización de una peli de serie B, "Jack Frost" sobre un psicópata cuya alma acababa en el interior de un muñeco de nieve, que por ende, seguiría siendo un cabroncete asesino. El film ya era una muestra de cine cutrecillo malísimo, pero muy divertido, eso no se puede dudar; pero es que a esta segunda parte, es compleja labor encontrar un adjetivo que le venga bien. Si la primera ya era hilarante y bastante absurda, esta segunda ya es el no va más; estamos ante el ridículo personificado. La cosa va de que los protagonistas de la primera, que lograron derrotar al peligroso muñeco de nieve asesino, deciden cambiar de aires e irse a pasar unas Navidades tropicales a una isla del Caribe, lugar completamente distinto a su nevado lugar de residencia habitual. Pero es que, de manera inexplicable, el alma psicótica de Jack Frost sigue estando activa y tras volver a recuperar su constitución de sádico muñeco de nieve, se apuntará, como que no quiere la cosa, a dicho viaje al Trópico. 

...pero eso no les servirá para escapar de Jack Frost

¡Qué mala leche tiene el muñeco de nieve!
Sí, cualquiera que puede llegar a ver esta patata, se quedará con la misma cara de gilipollas y preguntádose; ¿un muñeco de nieve en el Caribe?, ¿cómo se hilan ambos elementos? Pues aquí tenemos la prueba de que el mundo del cine, ninguna idea, por muy estúpida o descabellada que sea, es inviable. Así que podremos ver al mismísmo polo helado criminal, cargándose a chicas en bikini y convirtiendo el paradisíaco destino de los protas, en su infernal versión del Polo Sur, porque la maldad de Jack es capaz de superar las altas temperaturas y conseguirá helar todo sitio por el que se desplace. Y además, en esta ocasión no viene solo, resulta que el muñecarro tiene "hijitos", una especie de bolas de nieve asesinas (que recuerdan mucho a los entrañables "Critters") que irán haciendo de las suyas (o sea matando peña) por aquí y por allí. La combinación es, a caballo entre hilarante, estúpida, curiosa y muy divertida. En resumidas cuentas, "Jack Frost 2" sólo podría ser minimamente interesante para peña excesivamente friki y dispuesta a tragarse hasta la última mierda de serie B existente en el planeta, que ya se sabe que hay gustos para todos, sino no habría becerradas tan demenciales como ésta.

Los "hijitos" de Jack Frost están hambrientos

Juan Nadie (1941) de Frank Capra



Ann Mitchell (Barbara Stanwyck), la
periodista que se inventa a Juan Nadie
El nombre de Frank Capra siempre quedará ligado a la Navidad debido a que fue el realizador de uno de los films más recordados y entrañables relacionados con este período del año tan especial, "¡Qué bello es vivir!''. Pues bien, antes de que hiciese ese emblemático clásico, ya había tocado el tema navideño en su línea de rollo positivista en esta producción que se antecedía en cierto sentido, al mensaje remarcado en "¡Qué bello es vivir!", el cómo un simple hombre puede ser crucial y vital en las vidas de otros muchos, sin que él mismo llegue a ser conciente de ello. "Juan Nadie" nos cuenta la historia de una periodista (Barbara Stanwyck), la cual ofendida tras su despido, cuando un poderoso magnate adquiere el periódico donde ella trabajaba, escribe un polémico artículo en el que un hombre, denominado Juan Nadie, explica su intención de suicidarse saltando desde un edificio en Nochebuena, como forma de protestar contra su despido injusto. La carta se convierte en tal revuelo, que el periódico decide ponerle cara a dicho personaje ficticio. 

John (Gary Cooper), el vagabundo que acabará
adquiriendo la personalidad de Juan Nadie

Preparando a John para ser Juan Nadie
Así entra en acción un vagabundo (Gary Cooper), el cual será contratado y adiestrado para adquirir la personalidad del propio Juan Nadie. Pero lo verdaderamente sorprendente es que este hombre se convertirá en una vía de comunicación masiva importantísima, la gente no sólo se volcará con su causa, sino que verán en él un líder capacitado para luchar contra las injusticias sociales. Este noble gesto no tardará en ser utilizado por un puñado de politicuchos rufianes que intentarán manejarlo como una marioneta para sacar tajada y lograr votos. El film no está exento de una crítica social apabullante, viéndolo me he quedado frío comprobando que, a pesar del paso de los años, la forma de retratar a la política sigue resultando un reflejo claro de la actualidad. Los políticos siempre buscan el poder, conseguir pisotear al más débil para lucrarse y temen que el pueblo espabile y tengan por líder a alguien salido de la nada que promete cambiar las cosas (el personaje de Gary Cooper podría asemejarse un poco al movimiento de "Podemos", muy lejanamente). 

Juan Nadie se convierte en un fenómeno de masas

La película posee múltiples valores, su carácter crítico es magistral, pero creo que en determinados momentos pierde un poco de fuelle y se va por las ramas. Su parte final, desde luego es la más interesante y entrañable, el protagonista se da cuenta de que es un fraude y un monigote y cuando decide ser sincero y afrontar las consecuencias, se topará con la triste realidad lo que le llevará a asumir su verdadero rol de Juan Nadie y apresurarse a cumplir con el destino "ficticio" que lo hizo ser popular, suicidarse en Nochebuena. La historia tiene gancho, fuerza y encima está respaldada por unas interpretaciones brillantes, pero en mi opinión dista de ser la obra maestra que en muchos lugares se vitorea que es, creo que ''¡Qué bello es vivir!" es bastante mejor, más emotiva y llevadera, sin menospreciar las virtudes de ésta que nos ocupa, por supuesto.

Entre Ann y John empieza a haber cierto tonteo

*MI MOMENTO FAVORITO: el tramo final en el que John (Gary Cooper) decide cumplir con la función del personaje de Juan Nadie en Nochebuena, es muy emotivo. 

¡Larga vida a Juan Nadie!

domingo, 28 de diciembre de 2014

¡Socorro, ya es Navidad! (1989) de Jeremiah S. Chechik



Los hijos de los Griswold cambian de rostro como de camisa
Tras haber mandado a los Griswold a unas accidentadísimas vacaciones alrededor de Estados Unidos y por Europa, en esta ocasión el guionista John Hughes decidió que la chiflada familia americana se tomase un descansito y se quedase en casita por Navidad, eso sí, no sin las desgraciadas consecuencias de siempre y esa mala suerte tan característica que les rodea. En lo personal, de todas las pelis que configuran la saga de las alocadas aventuras de los Griswold, creo que a ésta es a la que más afecto le tengo y no precisamente porque sea mejor o peor que otras (yo diría que están al mismo nivel), sino porque me trae un recuerdo muy especial. Hará unos veinte años recuerdo estar una Nochebuena con mis padres, mis abuelos maternos (de los cuales, mi abuelo falleció este año) y demás familia y haciendo zapping, recuerdo que empezó en TVE-1 esta película y nos quedamos todos viéndola hasta que terminó alrededor de las cuatro de la madrugada. 

¿Alguien apuesta algo a que la Navidad de los Griswold va a ser tranquila?

Obviamente no...
La de risas que nos echamos en ese momento con las payasadas de Chevy Chase en su afán por contentar al resto de miembros de su familia durante las fiestas navideñas. Recuerdo ese momento como algo muy entrañable y especial, un momento en el que las típicas discusiones de la cena quedaron sesgadas y todos lo pasamos estupendamente, gracias a esta disparate de aúpa. Sí es cierto que, habiéndola visto en ocasiones posteriores, con más edad y en otras circunstancias, la magia del film se ha disuelto y no ha hecho más que demostrarme que ese grandioso recuerdo vivido gracias a su visionado, fue más fructífero en base al entorno que a la propia valía de la película en sí, pero bueno, ya se sabe que la emotividad de uno, dependiendo del momento en que se encuentre, tiene un gran peso en nosotros, al fin y al cabo somos seres mayoritariamente sentimentales, aunque no queramos reconocerlo.
 
...el desastre estará servido

Una invitada muy especial a la cena
Hablando de la película como tal, pues ya lo he dicho, no me parece ni mejor ni peor que lo visto ya anteriormente en la saga, mantiene el mismo nivel en todos los sentidos, basicamente el argumento se inclina hacia la colección de gags tontorrones en pro de arrancar facilmente la carcajada del público y bueno, seamos francos, lo consigue en más de una ocasión, por muy desfasada que esté por momentos. Nuevamente tengo que protestar por un detalle que me cabrea profundamente y me saca de contexto. Ya mencioné en el comentario de la anterior secuela, "Las vacaciones europeas...", la garrafal cagada que habían cometido sus responsables al cambiar a los actores que hacían de los hijos de los Griswold en la peli original. Pues bien, aquí asistimos a un nuevo cambio, y debo decir que infinitamente para peor. Aquí la hija es interpretada por la petardísima Juliette Lewis (la cual se haría bastante popular poco tiempo después, en especial gracias a su participación en "El cabo del miedo") y el hijo es un jovencísimo Johnny Galecki (los ultrafans de la serie "The Big Bang Theory" seguro que lo reconocéis de sobra). 

Una cena llena de contratiempos

¡Cuidado, se masca la tragedia!
Lo más bochornoso del cambio no sólo es la brutal diferencia física exitente entre estos nuevos rostros y los anteriores sino que, si bien en las dos primeras pelis estaba bien claro que el chico era mayor que la chica, aquí te descoloca el hecho de que sea al revés, ella es una adolescente más que desarrollada mientras que el nene es un mocoso pubertoso. La verdad no entiendo semejante subnormalidad, si era una inocentada o qué santos cojones. Pero bueno, obviando mamarrachadas como éstas, hay que quedarse con el hecho de que "¡Socorro, ya es Navidad!" (nuevo título que los traductores españoles eligieron porque les salió, repito nuevamente, de los santos cojones), da exactamente lo que promete, gamberrismo y diversión, a la par de una cierta crítica burlona a todo lo que envuelve la festividad navideña y sus costumbres arquetípicas. Desde luego, siempre le guardaré un cierto cariño gracias a ese emotivo momento que me hizo vivir en la infancia; porque si hubiese tenido la desgracia de haberla descubierto más actualmente, seguro que le estaría dedicando otro tipo de palabras menos amables.

La factura de la luz va a ser cojonuda

*MI MOMENTO FAVORITO: recuerdo que cuando más me descojonaba era cuando veía al patoso del padre (Chevy Chase) pasándolas putas, colocando el alumbrado navideño en el tejado.

¡Alguien se va a llevar una buena hostia!

Las vacaciones europeas de una chiflada familia americana (1985) de Amy Heckerling



El ridículo que hay que hacer para ganar un viaje
Tras el éxito de "Las vacaciones de una chiflada familia americana", obviamente no se hizo esperar una secuela en la que volviésemos a ver nuevas y accidentadas peripecias de la familia Griswold durante un nuevo período vacacional. En esta ocasión, esta peculiar y chiflada familia americana abandona su arraigado continente para visitar Europa, tras haber ganado un concurso televisivo (en el que hay que cumplir el requisito de hacer el mayor ridículo posible, ¡qué risa verlos vestidos de cerditos, madre!). Total que los Griswold hacen las maletas y sus nuevos destinos serán Reino Unido, Alemania, Francia e Italia; se ve que de España siempre se olvidan estos yankis, bueno por un lado hay que decir que mejor, porque seguramente de haber "visitado" nuestro país habríamos visto a los Griswold en medio de una bochornosa corrida de toros, o quizás les habrían plantado con todo descaro algún que otro sombrero de mariachis, por eso de que suelen cometer el abundante error de encasillarnos en el estereotipo mexicano (en fin, hilan fino a la hora de documentarse en muchas ocasiones). 

Los Griswold vuelven a la carga (los hijos han cambiado de rostro)

Este camarero francés es todo un cachondo
A lo que vamos, pues nada, la familia protagonista nuevamente se verá envuelta en un sin fin de catastróficas aventuras que corroborará definitivamente eso de que no tienen suerte a la hora de escoger sus respectivos destinos vacacionales. Decir que, en lo personal, a pesar de que a grandes rasgos "Las vacaciones europeas de una chiflada familia americana" (por Dios, hay que tener aire en los pulmones para soltar el título castellano de un tirón) cumple con su cometido de entretener y resultar puntualmente simpática y divertida, la considero ciertamente inferior a su predecesora. Si ya la original tenía ciertos toques de humor algo mundanos, ésta todavía más. El film hace gala de determinantes momentos en los que se usa con cierta audacia la ironía y la parodia, pero se ve algo más desencantado que la primera peli, más rancio y menos memorable (ya de por sí que la primera no es que tampoco merezca la catalogación de culto). Para mí un error garrafal se encuentra en el casting

Lo del fetichismo de la ducha ya es maniático en esta familia

El nene no pierde el tiempo con esta alemanona
Si bien es cierto que la presencia de Chevy Chase y Beverly D'Angelo repitiendo sus papeles de padres de familia, de manera acertada cada uno en su respectivo rol, la cagaron bastante cambiando los actores que hacen de los hijos. Así vemos como Anthony Michael Hall quien hacía del hijo varón del matrimonio, es sustituido por Jason Lively (prota de la genial "El terror llama a su puerta"), que para mí posee menos carisma, y Dana Barron (la hija en la original) por Dana Hill (lástima de chica, la pobre murió en 1996 con 32 años). Aunque lo que más descoloca no sólo es el cambio de rostro de estos personajes, sino que encima les modifican hasta la forma de ser y la personalidad (sobre todo a la chica, que pasa de ser avispada y un tanto rebelde a una mojigata y tontuna enamoradiza). 

Aparición de Eric Idle, ex miembro de los míticos Monty Python

En resumidas cuentas, tampoco hay que ser muy severa a la hora de juzgarla, la película es lo que es, sirve para echarle algún que otro visionado, distraerse y se acabó, digamos que cumple con la función para la que fue realizada. Eso sí, el paso del tiempo (al igual que al resto de las aventuras de los Griswold) no le ha sentado demasiado bien y la ha vuelto aún más mundana de lo que ya de por sí, era años atrás. Lo mejor de todo es que se mantiene en la banda sonora la pegadiza canción ''HOLIDAY ROAD''.
 
Que no, que los Griswold nunca tienen unas vacaciones tranquilas

*MI MOMENTO FAVORITO: me hace mucha gracia ese gag final, en el que mientras los Griswold están volviendo ya a Estados Unidos, el avión en el que van, como resultado de la mala suerte que desprende dicha familia, acaba golpeando la antorcha de la Estatua de la Libertad, la cual echa un cagamento contra los propios Griswold. 

''¡Vaya por Dios, ya regresaron los Griswold!''

El bazar de las sorpresas (1940) de Ernst Lubitsch



Los protas, Klara (Margaret Sullavan)
y Alfred (James Stewart) se odian pero...
Bueno, pues aquí sigo rememorando clásicos idóneos para visionar en este período tan especial del año que es la Navidad. "El bazar de las sorpresas" es una fina y elegante comedia romántica orquestada por el respetado maestro Ernst Lubitsch. Seguro que más peña tendrá más fresca en su mente, por eso de ser más moderna, el film "Tienes un e-mail" protagonizado por Tom Hanks y Meg Ryan, pues bien, dicha peli era en realidad un remake de ésta que nos ocupa, obviamente adaptada a los tiempos más modernos, incorporando el tema de los e-mails e Internet que, lógicamente, en 1940 todavía era inexistente e impensable, a excepción de este detalle (aquí el romance de los protas se hace por carta), el argumento viene a ser el mismo tanto de una como de otra. La acción se desarrolla casi en su totalidad en una pequeña tienda, en Budapest, en la que trabajan juntos los dos personajes principales, Klara (Margaret Sullavan), una encantadora dependienta y Alfred (James Stewart), el jefe de personal del recinto. 

...no saben que están hechos el uno para el otro

Cita a ciegas
Resulta que la relación entre ambos es bastante mala, vamos, que no se aguantan y se llevan a matar, pero paradojicamente, sin que ninguno lo sepa, respectivamente son el amor secreto del otro. Y es que ambos, están manteniendo un romance por correspondencia. La cosa se complicará cuando decidan dar un paso más y conocerse en persona; ¡el encuentro puede ser la leche! Lo que aquí tenemos es un film muy entrañable, muy similar al estilo al que Frank Capra nos tiene acostumbrados, divertido y entretenido, y encima con el trasfondo navideño como envoltorio. Es una película de ésas que tratan de transmitir buen rollo y positivismo, llena de sentimentalismo (¡ojo!, pero no empalagoso y asqueante) y energía. El guión me parece simple, pero muy efectivo a la hora de enganchar al espectador, presentando una serie de situaciones, podíamos denominarlas, de enredo maravillosamente dispuestas a lo largo del desarrollo del argumento. Ya lo digo, es una película ideal para ser disfrutada en estas fechas y sin lugar a dudas, se trata de todo un deleite para los adoradores del cine clásico y de las comedias románticas a partes iguales.

Decorando el árbol de Navidad

*MI MOMENTO FAVORITO: ése en el que ambos personajes protagonistas, deciden verse las caras sin saber la identidad el uno del otro. 

¡Qué sorpresas tiene la vida!