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martes, 25 de febrero de 2014

Doctor Zhivago (1965) de David Lean



Yevgraf Zhivago (Alec Guinness antes de ser Obi Wan Kenobi)
narra a la hijita del prota, la historia de su papi
¡Qué peliaguda me resulta la tarea de comentar películas tenidas en tanta estima por el público generalizado! "Doctor Zhivago" es otra de esas magnas creaciones cinematográficas, una grandilocuente producción que ha cosechado adoración entre los críticos mas expertos en el tema del cine, ganadora de 5 Oscars además y patatín y patatán. Sinceramente digo que los 5 Oscars se los merece aquél que consiga terminar de verla, sin dormirse, lo que no resulta para nada una fácil misión. Estoy de acuerdo en que esta película es monumental y una gran obra de gran importancia en el Séptimo Arte, decir que no a esto es faltar a la verdad; está repleta de paisajes bellísimos (en realidad una gran mayoría de nuestra Madre Patria, España; véase Soria, Segovia, Granada,... que simulan ser Rusia), una fotografía colorista preciosa, una dirección artística portentosa, buenísimos vestuarios, elegantes y espectaculares movimientos de cámara y bla bla bla... 

El mismísimo Dr. Yuri Zhivago (Omar Sharif)

Pero ya. Eso sí, jamás, desde mi perspectiva personal podré decir que "Doctor Zhivago" me parece una película digna de todo esas alabanzas que, en su mayoría, se le dedican, porque si, efectivamente, la película resulta una joya en el apartado visual, nos mete una buena ostia a los espectadores con una historia de ritmo tan lento, tan lento (pero lento, lento) que hace que el interés por el argumento, los personajes, sus vivencias y sus problemas nos importen un bledo, lo que queremos cuando ya llevamos más de 2 horas insufribles de película, es que se acabe ya de una puñetera, y miras el reloj y ¿qué diablos pasa?, que todavía queda una hora más para su deselance.

Zhivago y su señora, Tonya (Geraldine Chaplin)

El auténtico amor de Zhivago, Lara (Julie Christie)
Te colocas 20 veces en el sofá para intentar coger una buena postura porque todo el cuerpo ya te empieza a doler, haces esfuerzos por aguantar la cabeza erguida porque el sopor se apodera irremediablemente de ti, tratas de aguantar diciéndote a ti mismo "estoy viendo una obra maestra del director de otras obras maestras tan monumentales como "El puente sobre el río Kwai" y "Lawrence de Arabia", adaptación de una novela de la literatura universal, premiada con 5 Oscars y que supuestamente es la pera limonera", pero todo eso no es bastante para que tu aburrimiento sea tan masivo que acabes harto, pero muy harto y que cuando sale el precioso, (porque indudablemente es precioso) tema de "Lara" que acompaña a la sensacional banda sonora de la película y ves salir los títulos de crédito que te indican que el sufrimiento de aguantar este truño ya acabó, suspiras de alibio y te dices a ti mismo "una vez y no más" y aparcas en tu mente el suplicio de haber tragado 3 horas de extenso aburrimiento con bellos planos y una puesta en escena sublime pero con un contenido tan vacío y repetitivo que sólo te queda rezar por no tener que volver a verla nunca más. 

El anarquista Kostoyed (el asqueroso de Klaus Kinski)

Yuri retozando con Lara
Ésa es la sensación que me invadió esa tediosa y única experiencia, que muy concienciado, abordé el visionado de este "Doctor Zhivago", y como es, me parece, entendible, para mí esto no es una obra redonda, porque fracasa en lo más imprescindible, en resultarme lo más mínimamente interesante. Como ya he dicho, una y no más. Es recomendable para todo aquél que adore el cine y a quien le mole deleitarse con todo tipo de treta técnica, pero a la inmensa mayoría que mira el cine como un mero acto de distracción, no tengo más remedio que aconsejarles que huyan de este tormento, porque aburrirse se van a aburrir, y si dijese lo contrario estaría mintiendo más que un político. "Doctor Zhivago" es un gran petardo, de esos de puesta en escena que abraza de lleno la perfección, pero un petardo al fin y al cabo. Siempre he dicho y siempre diré, que toda película que te obligue a verla acompañada de un termo de café, no es sinónimo de "Buen Cine" (por muy buena factura técnica que tenga, por mucho renombre que tenga su realizador y por muchos premios que haya cosechado), y los "más entendidos" que digan Misa

Haciendo pasar la propia Madrid por Moscú, incluso los extras pudieron cantar
 "La Internacional" y todo, ¿cómo pudo esto llegar a ser en tiempos de la dictadura franquista?
¡Lo que hace la magia del Cine!

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