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jueves, 22 de mayo de 2014

La masa devoradora (1958) de Irvin S. Yeaworth Jr.



Steve Andrews (un jovencísimo Steve McQueen)
y su novia Jane (Aneta Corsaut)
Aquí una vez más echando la vista atrás para remorar aquellos casposetes clásicos de ciencia ficción de los cincuenta, tan cutrecillos como entrañables. Siguiendo la moda de las pelis sobre peligros llegados del espacio exterior, en 1958 hizo su aparición este discretito film de serie B que con el tiempo ha acabado convirtiéndose en otro indiscutible film de culto. "La masa devorada" nos cuenta como un meteorito cae en las afueras de un pueblecito norteamericano. En el interior de dicha roca viene camuflada una especie de masa gelatinosa que se desliza poco a poco, consumiendo todo aquello que se encuentra a su paso, y cuando digo todo, más concretamente me refiero a la carne de los desafortunados habitantes del lugar que corren la mala suerte de acabar siendo engullidos por dicha abominación extraterrestre. Esta masa, irá creciendo y creciendo hasta el punto de convertirse en una inmensa mole, parecida a un enorme flan gigante, que no parece tener ningún punto débil, el cual posibilite su destrucción. No obstante, un jovenzuelo con un buen par, Steve Andrews (un jovencito Steve McQueen), y su novia, Jane (Aneta Corsaut), intentarán por todos los medios, erradicar el mal destructivo de esta masa devoradora. 

El meteorito con la "masa" en su interior

¡Cuidado que la masa te devora!
El film primordialmente destaca por una cosa, porque se trató del primer papel protagonista de Steve McQueen, quien posteriormente se convertiría en un reputadísimo actor de Hollywood y encabezaría títulos tan emblemáticos como "La gran evasión", "Bullit", "El caso de Thomas Crown", "La huida" o "El coloso en llamas", detalle que tal vez, haya sido más significativo a la hora de tenerla más en consideración con el paso de los años. Por lo demás, en sí no destaca por encima de muchas otras pelis de carácter similar. "La masa devoradora" es una película que hay que ver sin tomarla mucho en serio, porque realmente no es en ningún momento un film, digamos, aterrador. Es más, posee la incorporación de unos toques de humor que la hace bastante cachonda, en muchas ocasiones anulan el supuesto suspense que debería generarse en varias situaciones. Eso sí, la peli tiene su encanto. 

Jóvenes muy a lo "Rebelde sin causa"

La masa va aumentando de tamaño
El argumento es ciertamente original, más que el argumento, la plasmación del villano presente en el propio film. Curiosamente, la historia está inspirada en un hecho real, sí señores, tal cual. Hombre, el tema de la existencia de una masa uniforma que devora gente, lógicamente, pertenece a la ficción, pero los sucesos iniciales tuvieron lugar de forma muy parecida en un pueblo de Pensylvania en 1950. En dicho lugar se encontraron los restos de algo similar a un meteorito con una sustancia gelatinosa en su interior, algo que acabó convirtiéndose en una espuma pegajosa. Durante mucho tiempo se especuló que era de procedencia extraterrestre, y aunque la cosa no llegó a más, obviamente se tomó como referencia para la creación del guión de esta peli. En lo referido al apartado técnico, pues bueno, el film presenta una colorista fotografía (muy acorde con su época) y unos efectos especiales, que aún siendo un tanto cutres (hay que tener en cuenta, siempre lo digo, la calidad de dicho producto y su momento de realización) son lo bastante resultones y desde luego, entrañables. 

Intentando advertir a las autoridades del peligro

¡Qué susto se va a llevar la peña de este cine!
A destacar el toque muy "Rebelde sin causa" inherente en el film, pues la mayoría de sus protagonistas son adolescentes de la época, con sus típicos looks muy a lo James Dean, delatando que se trataba de un producto muy teen, dirigido especialmente al público juvenil (en los ochenta se recuperaría esa moda de hacer cine de terror para chavales, que en definitiva eran los más numerosos visitantes de las salas comerciales). Por lo demás, nada excesivamente llamativo, es una película muy discretita, muy sencillita y muy acorde con el espíritu de la década en la que se realizó (para bien y para mal, algunos la encontrarán nostálgica y otros tremendamente desfasada). En mi opinión, se deja ver, es entretenida y disfrutable siempre y cuando uno esté dispuesto a pasar por alto ciertos detalles absurdos que presenta su argumento. Un film de ciencia ficción-terror muy ingenuo para aquellos espectadores poco, o casi nada, exigentes, que se devora fácilmente y sin complicaciones. Decir que en 1988 se realizó un remake, "El terror no tiene forma", que superó con creces a éste que nos ocupa y que a día de hoy, se ha instaurado como otro indudable clásico de culto, con todo merecimiento. Mencionar por último dos detalles curiosos; uno, que puede presenciarse un fragmento de este film en la magna "Grease" de 1978, en la escena del autocine y dos, que la simpática y animada canción de los títulos de crédito, (titulada como la propia película, "The Blob"), interpretada por Burt Bacharach, llegó a ser un super hiper mega hit en 1958 en Estados Unidos. Hay que decir que la canción mola, hasta más incluso, que la peli.

¿Véis?, ¿no lo dije?

*MI MOMENTO FAVORITO: para mí la escena más memorable de la peli, es cuando la masa, ya de tamaño gigantesco, se cuela en el interior de un cine y la lía parda.

La masa devoradora no paga entrada

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