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martes, 24 de junio de 2014

Intruso en la noche (1989) de Scott Spiegel



Los trabajadores del supermercado = víctimas potenciales
A finales de los 80, el slasher ya estaba más que saturado y explotado hasta la saciedad. El género de terror se encontraba en horas muy bajas y realmente muy pocos productos seguían dando muestras efectivas de la gloriosa etapa que había vivido hacía escasos años. No obstante, alguna que otra pieza de dicho período es destacable, por sus intermitentes ramalazos de brillantez, y ése es el caso de "Intruso en la noche". La película es simple y muy de andar por casa desde el punto de vista visual, en cuanto al argumental es de originalidad absolutamente nula, sin más se construyó en base a los clichés machacados una y otra vez en un montón de películas realizadas durante la década. Pero bueno, lo fundamental es que como pieza representativa del slasher, es pura y llanamente espléndida. 

Un cliente muy problemático, ¿será éste el asesino?

La acción se desarrolla en el interior de un gran supermercado, tras un altercado desafortunado con un cliente un tanto violento, todo el personal se encuentra realizando sus últimas actividades laborales, antes de echarle el cierre definitivo al local. Cae la noche y de pronto, irrumpirá en el centro un desequilibradísimo asesino que se irá cargando a toda la peña que se encuentra dentro del supermercado, el cual (como bien marca todo buen slasher) se convertirá en una trampa mortal (puertas bloqueadas, teléfonos averiados,...) en la que los pobres empleados son como ingenuos terneros encaminándose al matadero. 

Empieza la matanza

El doble de Julián Muñoz
Como ya he dicho, "Intruso en la noche" no es digna de ser rememorada por su originalidad argumental ni por su brillantez técnica, ni actoral; es sin más un film de bajo presupuesto, cutrecillo y como tal presenta todos los fallos habidos y por haber inherentes a las producciones de esta calidad. No obstante, es idóneo para que un nostálgico del slasher retro, se pegue un cojonudo homenaje a la par que ve derramar sangre en la pantalla. Y es que si algo de destacable en esta pequeña joyita underground, es la mala leche que desprende. El film centra su punto más llamativo en la sucesiva elaboración de una serie de atroces y sangrientos crímenes plagados de gore visceral del bueno, con geniales efectos de maquillaje artesanales, que hacen más llamativo a este slasher en comparación con muchos otros más flojuchos e irregulares (tanto de la propia década como de tiempos más actuales). 

El asesino mata con saña

Como curiosidad, el film está dirigido por Scott Spiegel, coleguita de Tarantino y futuro colaborador del mismo en alguna que otra película con su firma; y el guión viene firmado (además de por el propio Spiegel) por Lawrence Bender, otro nombre posteriormente muy ligado al universo Tarantino, pues ha sido productor de una gran cantidad de films del director; también hay que señalar la presencia de Sam Raimi (director de "Posesión infernal" y "Spiderman"), en esta ocasión haciendo labores actorales y el corto cameo (al final del todo) de Bruce Campbell (Ash en la saga de "Posesión infernal"). Vamos que el equipo estaba lleno de coleguitas. 

Sam Raimi está un poco colgado

Sin más ni más, a pesar de sus fallos, me parece que es una pieza a reivindicar, con excelentes y grotescas muertes, un asesino despiadadísimo (aunque en mi opinión pierde un poco de chispa, cuando se descubre su identidad), una final girl correctísima (Elizabeth Cox), un final inesperado (y un tanto atípico en el subgénero) y un ritmo apropiado para que resulte de lo más entretenida. Para los amantes de este tipo de cine (entre los que me incluyo, por supuesto) es imprescindible.

La final girl (Elizabeth Cox), intenta escapar ilesa del asesino

*MI MOMENTO FAVORITO: uno de los asesinatos más gráficos y bizarros, aquél en el que el asesino le corta medio cráneo a una pobre víctima, con una sierra de cortar carne. ¡Eso es mala porra, así se hace un slasher como Dios manda y no como la mierda de "Una noche para morir" (por poner un ejemplo más actual)!

''Con 900 gramos basta''

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