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jueves, 19 de junio de 2014

Justine (1969) de Jesús Franco



El Marqués De Sade (Klaus Kinski)
El inefable director español Jesús Franco, decidió allá por 1969, atreverse con lo que para él sería una especie de superproducción (digo esto, teniendo en cuenta la mayoría de los films -salvo contadísimas excepciones- que componen su filmografía, cutres, de escasísimo presupuesto y de una ínfima calidad artística). Probablemente esta adaptación de la famosa y polémica obra del Marqués De Sade (¿qué obra de este buen señor -por llamarlo de alguna manera- no podría ser considerada polémica?), "Justine", sea una -por no decir la que más- de las más ambiciosas películas de tito Jess. Digo esto porque a diferencia de sus más características "joyitas" más casposas, "Justine" contó con un lujoso reparto internacional; véase a Klaus Kinski, Jack Palance, Mercedes MacCambridge o Akim Tamiroff, todos ellos respetados actores veteranos (incluso más de uno poseedor de un Oscar); a la par de una muy notable puesta en escena y una composición visual más que correcta (muy sobresaliente todo lo referido a la parte técnica, teniendo en cuenta que se trata de un film firmado por Franco). 

La virginal e inocente Justine (Romina Power)

Justine no se encontrará con muy buenas compañías
Digamos que desde el punto de vista audiovisual, "Justine" es más que efectiva, incluso bella en determinadas escenas, gracias al uso de una colorista fotografía (que por momentos me ha recordado a algún que otro giallo) y a la correcta ambientación barroca (que me ha traído a la cabeza algún que otro trabajo de la productora británica Hammer). La película se abre con el señor Marqués de Sade (interpretado por Klaus Kinski), encerrado en una mazmorra, en la cual comenzará a escribir la historia de "Justine", la cual irá narrándose a continuación. La obra original del Marqués, era sórdida, violenta, sádica (no podía ser de otra manera, de su autor precisamente nació el término sadismo) y por momentos repulsiva. Se narra las peripecias de dos hermanas, la pura y virginal Justine (en la película interpretada por la sosísima Romina Power, sí señores, la futura esposa del cantante Albano) y Juliette (Maria Rohm). La segunda es un auténtico zorrón e iniciará una vida de perversión y prostitución, para colmo de males, todo le irá saliendo bien y gracias a sus malas artes irá escalando posiciones sociales hasta el punto de convertirse en algo parecido a una señorona de categoría. 

La pobre Justine no gana para disgustos

Justine a punto de ser torturada por el mariconazo
del Marqués de Bressac (Horst Frank)
En cambio, la pobre Justine que intentará hacer el bien allá por donde va, irá topándose en su camino con una serie de personajes siniestros y perturbados que se aprovecharán de ella y la someterán a crueles tormentos. Eso sí, aunque suene todo muy crudo (la novela por lo visto es extremadamente visceral e intensa), la película es muy contenida (choca además que el nombre de Jesús Franco la corone). Si bien es cierto que posee escenas de torturas, múltiples desnudos y erotismo por un tubo (allá por 1969, tuvo que ser como mínimo chocante para muchos tanto desparpajo), pero no sé, yo la he visto y me ha dejado muy indiferente; en ningún momento se sale a relucir la mala leche que podría haber dado de sí el texto original llevado a la pantalla como Dios manda. No es estremecedora, no es arriesgada y lo peor de todo, acaba volviéndose inevitablemente aburrida y pesada. No le favorece su extensa duración (sobrepasa las dos horas), las cuales se hacen un tanto eternas porque su ritmo es muy lento y perjudicial. No favorece tampoco el hecho de que el peso actoral recaiga sobre Romina Power. 

Justine sometida a crueles tormentos

Juliette (Maria Rohm), la hermana putona de Justine
La que se convertiría en un icono de la música gracias al dueto con su marido Albano, con la canción "Felicita", se muestra muy mona y muy cándida a sus 17 añitos de edad (que a pesar de ser menor de edad, aparece desnuda casi todo el metraje, ¡madre mía!, ¿os imagináis si algo de esto ocurriese en estos tiempos?, ¡se pondría el grito en el cielo!), eso sí, como actriz lo que se dice talento, tiene poquito, pues es que no sabe transmitir ni un ápice de los sentimientos que un personaje tan sufrido como el suyo debería de reflejar en las circunstancias tan jodidas en las que se irá viendo envuelta a lo largo del metraje. Es entendible el porqué la señorita Power no hizo carrera como actriz (a pesar de que por su venas corría la sangre del gran Tyrone Power). En resumidas cuentas, el experimento no cuaja bien. El film es lento, aburrido y pesadísimo. No es nada sórdido, como cabría de esperar, no es crudo ni se muestra mínimamente interesante a la hora de poder captar la atención del espectador. Está bien realizado y cumple desde su punto de vista escénico, pero no deja de resultar frío y descafeinado. Desde mi punto de vista, es un fiasco.

Jack Palance es el líder de unos iluminados que buscan placer a través del dolor 

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