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sábado, 19 de julio de 2014

16 velas (1984) de John Hughes



Samantha (Molly Ringwald) pensando en las musarañas
Requisito fundamental que debes cumplir para que te mola "16 velas"; ser un adorador incondicional de los ochenta, de lo contrario quizás te pueda parecer ciertamente tontorrona y falta de interés. Bueno, vamos a ver, efectivamente la película es que es un poco chorras y no es para menos, su director John Hughes no prentendió ofrecernos una historia muy trascendental para que nos comiésemos el tarro durante su visionado, sin más expuso un producto de consumo fácil destinado al público adolescente de la época, para que pasase un rato divertido y entretenido. "16 velas" cuenta con la peculiaridad de haberse instaurado como un película se semi-culto dentro del amplio abanico formado por el cine para (y sobre) adolescentes. Hay quien la ha señalado como una pionera en su estilo, aunque francamente no estoy de acuerdo con ella, antes de "16 velas" ya existían múltiples ejemplos que retrataban de un modo u otro, el drama de ser adolescente, aunque sí que es verdad que esta película sirvió como un referente y ejemplo a seguir por otras que vinieron después, algunas incluso, de su mismo director. 

¡Qué plasta es este tío (Anthony Michael Hall)!

Se nota el ambiente ochentero, ¿verdad?
Y es que el señor John Hughes (que en paz descanse) ha pasado a la historia, con todo merecimiento, por ser uno de los más importantes promotores del cine adolescente y durante los ochenta nos regaló joyitas tan entrañables como ésta que nos ocupa, o "La mujer explosiva", "El club de los cinco" o "Todo en un día" (las cuales ya las iré comentando, por supuesto). Centrándonos en "16 velas" tenemos a una chica, Samantha (Molly Ringwald, uno de los iconos juveniles ochenteros por antonomasia), que vive desde sus ojos de adolescente incomprendida, un tremendo drama catastrofista. Es el día de su 16 cumpleaños, no obstante se siente desplazada por todos los miembros de su familia (los cuales ni se acuerdan de este acontecimiento), que están ensimismados preparando la boda de su hermana mayor. Por otro lado, está enamorada de un chico, el típico guaperas, Jake (Michael Schoeffling), pero él pasa de ella, bueno, al menos eso es lo que piensa ella, porque la realidad es otra bien distinta. Pero es que encima, a ella le da el coñazo un chavaluco (Anthony Michael Hall, otro rostro muy típico del cine juvenil ochentero), que es un bocazas, va de ligón y de ser un experto en temas sexuales y es un mindundi de cuidado. 

A la izda. un jovencísimo John Cusack

Una también jovencísima Joan Cusack
A lo largo de la película iremos siendo testigos de múltiples vivencias de la chica, las cuales nos irán retratando en tono muy cómico y desternillante, lo deprimente y duro que puede resultar ser una adolescente atrapada en la pesadilla de ser, pues eso, una adolescente; al fin y al cabo la edad del pavo ha sido, es y será muy compleja para todos; y ahí es donde radica el atractivo del film, lo bien que el señor Hughes y su equipo se burlan del asunto y nos hacen pasar un buen rato presenciándolo. No lo vamos a negar, "16 velas" no podría pasar por algo genuinamente original ni digno de alabar, el film nada en clichés y estereotipos (ya por aquélla bastante vistos con anterioridad), y además cuenta con la peculiaridad inherente de ser muy hija de su época, o de estar muy enmarcada (como muchas otras) en el contexto ochentero. ¿Qué quiero decir con esto? Alguien que aborde su visionado, sin tener en cuenta esto, que no esté acostumbrado a ver cine de esa época (o sea que tenga el ojo hecho a ver muchos de los bodrios que se estrenan actualmente), la encontrará anticuada, desfasada, pasada de moda; al fin y al cabo no deja de ser una película para nostálgicos (sus looks, su banda sonora, etc., son pruebas de ello).

¡Qué descojone con el chino!

Por ahí andaba también la enanita
de "Poltergeist" (Zelda Rubinstein)
Eso sí, todo aquél al que le fascine todo lo relacionado con los ochenta (yo por ejemplo), irá siendo víctima de algo cercano a constantes oleadas de placer, a la par de constantes sacudidas de nostalgia. En resumidas cuentas, es un claro ejemplo del tipo de cine ingenuo, despreocupado y entrañable que se hacía en aquellos maravillosos años, un cine que como ya he dicho en múltiples ocasiones, ya no se hace (por lo general), lamentablemente. Lo siento, pero no puedo hablar de manera objetiva de un film como "16 velas", y los que como a mí, les fascine tanto esta década, me entenderán perfectamente. Sin más no puedo hacer más que recomendarla a todo el mundo que desee pasar un buen rato y evadirse de los problemas cotidianos durante una hora y media, a los nostálgicos ochenteros, no creo que haga falta hacerlo, seguramente ya la habréis visto (y seguramente más de una vez).

¿Es Jake (Michael Schoeffling) un príncipe azul?

*MI MOMENTO FAVORITO: el de la boda de la hermana mayor de Samantha, Ginny (Blanche Baker), en el que ésta se presenta ante el altar con una borrachera de aúpa.

Eso es ir más pedo que Alfredo

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