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miércoles, 1 de octubre de 2014

El hijo de Kong (1933) de Ernest B. Schoedsack



Una nueva expedición parte a la isla de la Calavera
''King Kong" fue un éxito tan arrollador en 1933, que la maquinaria de Hollywood se puso manos a la obra para, en tan sólo ocho meses de diferencia con su antecesora, lograr estrenar esta apresurada secuela. Este film arranca justo después de los hechos acontecidos en el primer "King Kong", el principal responsable de todo el desastre ocurrido en Nueva York a consecuencia de la fuga del enorme gorila, Carl Denham (Robert Armstrong), se encuentra medio arruinado y perseguido por un sin fin de acreedores. Como consecuencia de esta situación tan chunga en la que se encuentra, decide embarcarse en otra expedición que partirá nuevamente a la isla de la Calavera, lugar del que era originario el inmenso King Kong. El objetivo en esta ocasión, es hacerse con un supuesto tesoro oculto en ella, aunque no cuentan los nuevos aventureros, que allí se encuentra un simpático gorilón blanco que resulta ser el hijo de Kong. En esta ocasión el monito es más entrañable, no se muestra un peligro para los humanos, sino más bien todo lo contrario, un ferviente aliado, porque los defenderá de innumerables peligros, incluídos los ataques de nativos agresivos y de mosntruosos dinosaurios que campan libremente por la isla. 

Robert Arsmtrong retoma su papel de Carl Denham,
Helen Mack sustituye a Fay Wray

King Kong Jr.
Bueno, como secuela de una soberbia obra maestra que es el film original, obviamente "El hijo de Kong" se muestra claramente inferior. Esta película no resulta tan asombrosa ni memorable, se trata de una peliculilla de tono menos profesional, en la que la maestría técnica se sustituyó en cierto sentido, por un afán parasitario en pro de una rentabilidad inmediata. No obstante, la película, aún careciendo de múltiples de los aspectos positivos de la primera parte, no es tampoco un bodrio ni nada por el estilo, es más a mí me pareció bastante entretenida y disfrutable, en su justa medida. Lo primero que llama la atención es que se notaba que eliminaron tajantemente el tono más "serio" inherente en la original. Así pues esta segunda parte es menos violenta, carece de esa sexualidad implícita presente gracias a la sensual Fay Wray y en resumidas cuentas está impregnada por un aire más cándido, más infantiloide, como si pretendiesen enfocar el film hacia un público más juvenil y no adulto (como lo era la peli original). Así mismo vemos que la solvencia técnica y la calidad de los efectos está menos elaborada (y eso que el prácticamente mismo equipo fue responsable, pero claro, las prisas no son buenas). 

El hijo de Kong es más amable que su papi

La isla de la Calavera sigue estando plagada de innumerables peligros
Pero hay que decir que en determinados instantes la película se muestra correcta y el nuevo "héroe", el propio hijo de King Kong resulta lo suficientemente simpático y entrañable como para que el espectador confraternice con él (al igual que ya lo había hecho con su peludo padre anteriormente). El tramo final, es de lejos, lo mejor en lo referido a la parte audiovisual, con un clímax cercano al desenlace bastante acertado y en dichos instantes, la calidad de los efectos especiales mejora notablemente (en especial en la parte en la que la isla se va destruyendo). Lo lamentable y sí, voy a joder la sorpresa (pero la verdad, no me moló este detalle), es que el pobre hijo de King Kong acabe muriendo (me dio incluso más pena que la muerte de su padre, porque éste era muy noble y bueno, snif snif), considero que no se merecía ni de coña un final tan trágico (y menos teniendo en cuenta, como ya he comentado, que el tono de esta secuela se mostraba más edulcorado, light y apto para contentar a los más jóvenes). El resultado final es una película que si bien no merece la pena quedar catalogada como una obra digna de recordar, es ligeramente pasable como film de aventuras entretenido y mínimamente disfrutable. Vamos, que es de las que no dejan huella, pero que tampoco te supone un suplicio o tortura visionar. Meramente curiosa y poco más.

Baby Kong hace buenas migas con los protas

*MI MOMENTO FAVORITO: en general, lo mejor son las escenas en las que el pequeño Kong se pelea con enormes monstruos de la isla. En concreto, ésta en la que se da de hostias con un dinosaurio, para proteger a los protas de su ataque. 

¡Toma leña!

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