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jueves, 2 de octubre de 2014

Viridiana (1961) de Luis Buñuel



La joven Viridiana (Silvia Pinal) a punto a abandonar el convento
Digo de antemano que con toda seguridad, voy a hacer un comentario de esta "ilustre" obra de Buñuel, que no se encontrará en ningún sitio en el que haya hecho un consensuado análisis de este mojón encubierto, convertido por la crítica especializada y un buen puñado de gafapastas intelectuales, en una obra maestra "imperecedera". Ya lo digo, mi comentario va efectuado como persona "poco instruída" en temas de cultura, un bobo irremediable ya puestos, porque sinceramente yo no he visto por ninguna parte la genialidad que se destaca de este film, en ninguno de los dos (atormentadores) visionados que le he dedicado. No confundamos las cosas, en su momento "Viridiana" fue una película que levantó ampollas, se trataba del primer trabajo de Buñuel rodado en su país natal (nuestra España querida) tras un porrón de años en el exilio. 

El viejo verde de Fernando Rey se quiere beneficiar a la monjita...

...¿no lo decía yo?
Es más obtuvo los permisos adecuados por el régimen franquista, que incluso se tomarón la libertad de supervisar el guión y, ¡sorprendentemente! (habría que ver cómo andaban las cabezas de éstos en aquel período), le dieron el visto bueno y Buñuel dio a luz esta "genialidad" para el deleite de las mentes superiores y el tormento de la gente normal de a pie que nos cuestionamos nuestra subnormalidad aparente ante la catalogación general de un flojucho pastiche como una prodigiosa obra de arte. Total que la cosa no acabó en buen puerto, al terminar la película el gobierno (y me parece que algún periodista reputado del momento en nuestro país) tachó el film de infame, obsceno, anticlerical, dañino, perturbador, etc, etc., y claro, no permitieron su distribución ni de coña ("Viridiana" no se pudo ver en España hasta 1977, ahí es nada), así que a Buñuel no le quedó otra que volver a hacer las maletas y pirarse al extranjero a seguir haciendo cine, pero del cultureta, ¿eh?, o sea mucha simbología y pocas ganas de currarse una historia coherente, lógica y con sentido común. Y con esta última frase podría describir "Viridiana"

Simbología anticlerical,...

...más simbología anticlerical
La película nos plantea una premisa inicial (la cosa empieza interesante, no lo voy a negar) en la que un viejo verde (Fernando Rey) que vive solo en un enorme castillo, recibe en él a su sobrina, la tal Viridiana (Silvia Pinal), una cándida monjita que acaba de salir del convento, ¡la pobre! Resulta que la joven, se parece muy mucho a la esposa fallecida del viejo y claro, al vejete le empiezan a picar los cataplines y quiere beneficiársela, hay que ser marrano. Lo que pasa es que la historietita del anciano y sus perturbaciones sexuales, no dura mucho, porque como a la media hora o así de metraje, agarra una comba que utilizaba la pequeña Teresita Rabal (sí, la del "Veo Veo") -por aquel entonces, una niña-, y se cuelga de un árbol. A tomar por culo, pues lo interesante que planteaba la cinta inicialmente, y el resto es puro rollo inflado. La monjita ahora, quiere ir de caritativa y con ayuda del rufián Paco Rabal, que también se la quiere pinchar, convierte el castillo en una especie de albergue para un puñado de harapientos mendigos que la liarán parda durante una bacanal que no deja de ser una especie de versión anticlerical (muy en la línea de Buñuel) de la última cena (vale, lo reconozco había que tener huevos en esa época y más en España). 

Teresita Rabal unos cuantos años antes de cantar el "Veo Veo"

Paco Rabal, todo un dandy español
Aquí es donde yo me cuestiono la genialidad de "Viridiana", si nos vamos al terremo místico e intelectual, sí que queda muy bonito alabar la constante simbología del film, esos ataques tan blasfemos y arriesgados que Buñuel hace contra el catolicismo y bla, bla, bla, bla, bla, bla. Eso está muy bien, y obviamente, un cultivado en cine que quiera ir de una mente privilegiada no va a mencionar que algo tan fundamental para construir una película decente, como es el guión, es una auténtica mierda. Y sí, lo digo claramente, "Viridiana" presenta un libreto irrisorio, lamentable (para que luego los haya que critiquen la banalidad de guiones como "Viernes 13") e infumable. El film es muy pero que muy aburrido, aguantar hora y media viendo a un puñado de personajes yendo de aquí para allá haciendo el canelo y soltanto tacos a diestro y siniestro (¿esto no debería de ser considerado mal gusto?, porque la boquita de muchos de estos "ilustres" personajes dejarían en paños menores a los de "American Pie" por la cantidad de ordinarieces que largan), se hace (creo yo, vamos) bastante insoportable, al menos para la (repito) gente normal de a pie que recurre al cine como método fundamental de distracción. 

¿No os recuerda a alguna estampa religiosa?

La asquerosa de Lola Gaos, su belleza no tenía precedentes
Vale, alguno me dirá que Buñuel trataba de hacer una representación de la España profunda del momento, muy bien, pero una cosa no quita la otra, no obviemos la zafiedad tan criticada en otras obras simplemente porque ésta cuenta con el nombre magno de Buñuel, "Viridiana" es zafia y posee los suficientes momentos bochornosos y ridículos, como para (desde mi punto de vista) que no case correctamente con lo establecido como obra maestra evocadora de cultura, no querramos encubrir el mal gusto gráfico, porque viendo esa imagen del indigente vestido de novia, si me dicen que es propia de un John Waters, me lo creería. Y ya no hablemos de ver a esa asquerosa mata-perros con cara de lagarto que es Lola Gaos, levantándose las faldas para enseñar sus vergüenzas mientras pone muecas de loca (bueno, más de las que sus repugnantes facciones mal paridas, le propician), ¡hay que tener estómago para no vomitar hasta la primera papilla! Bueno, creo que he dejado bastante claras mis percepciones, probablemente sean cien por cien debatibles, incluso alguien con más conocimiento que yo, acerca de la obra de Buñuel, podría darme un excelente discurso del porqué a él le parecería "Viridiana" la portentosa obra maesta que en líneas generales se vitorea que es, y podría respetar su opinión. Eso sí, la mía no me la hace cambiar nadie, soy consciente de lo que he visto y de lo que me ha transmitido y considero tan aceptable mi crítica como la de cualquier otro que vea en este grotesco vodevil de bizarradas y diálogos mongólicos, una pieza digna para recordar.

¡Toma cine cultural del bueno!

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