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domingo, 7 de diciembre de 2014

El engendro del diablo (1989) de Michele Soavi



Los caballeros Teutónicos matando en nombre de Dios
La segunda película de Michele Soavi (apadrinada por el gran Dario Argento), tras su brillante debut con "Aquarius", fue un experimento tan raro y tan desconcertante que a mí, personalmente, no me cuaja en absoluto. "El engendro del diablo" (así fue bautizada en España) es un film, no se puede negar, visualmente de lo más potable; su fotografía, su destreza técnica, su ambientación; en este sentido es magno e inconmesurable. Lamentablemente, desde su vertiente argumental no se merece ninguno de estos halagos. El film se abre con un prólogo excelente, acontecido en la Edad Media. Un grupo de caballeros Teutónicos, fieles a la Iglesia Católica, exterminan con crueldad y extrema violencia a un poblado de brujas y adoradores del Diablo. Acto seguido, los cadáveres son amontonados en una fosa común, sobra la cual se edifica una inmesa catedral gótica. 

Sangrienta fosa común que constituye los cimientos de la catedral

La hija del sacristán, Lotte (una jovencisima Asia Argento)
El guión expone un detalle la mar de curioso y original, y es que refleja que las catedrales cristianas, eran precisamente elementos de contención de las fuerzas del Mal y que por lo tanto, debajo de sus cimientos se encuentran amontonados los restos de las matanzas al servicio de Dios (¡quién sabe, igual está fundamentado en una base real y debajo de las catedrales de nuestras ciudades se hayen fosas comunes al estilo de la reflejada en esta película!). Total, que pasan los siglos y la acción se sitúa en en la época actual (cuando se estaba rodando el film) y tenemos a un grupo de arqueólogos estudiando los enrevesados secretos que oculta la catedral en cuestión, a través de pergaminos, con códigos y demás signos complejos de descifrar. Por momentos el film parece tomar los derroteros propios del posterior "El código Da Vinci", y la verdad consigue fácilmente meterte en situación y hacer que te intereses por la trama. Eso sí, llegado a un punto, la cosa toma otro camino, la historia se estanca y comienzan los devaríos y las divagaciones ilógicas. 

Cosas muy raras pasan en esta iglesia

La sangre será derramada con creces
En un momento determinado veremos como un grupo de personas se quedan atrapadas dentro de la Iglesia y empiezan a ser pasto de inconexas y grotescas situaciones; posesiones demoníacas, muertes sobrenaturales, monstruosas apariciones y hasta la violación de una cabra gigante (suponemos que es ¿Satanás?) al personaje interpretado por Barbara Cupisti (la entrañable prota de "Aquarius"). Al final se arma un cacao tan anárquico y tan incomprensible, que te das cuenta de que la trama no existe; el caos reina y el film cierra de una forma espantosa y abrupta. Algo que inició de manera prometedora, culmina de manera absolutamente desastrosa. Michele Soavi pasa de hacer ciertos homenajes a maestros como Mario Bava o Dario Argento, a meterse a mayores e ir y plagiar con todo descaro "La semilla del diablo" de Roman Polanski (la escena de la violación de Barbara Cupisti lo atestigua). 

La cabra gigante triscándose a la pobre Barbara Cupisti

Cuando el desconcierto reina y ves que no te enteras de nada de lo que pasa, descubres que la película te importa un bledo y que estás deseando que de cualquier manera se acabe de una vez. Un quiero y no puedo, así la definiría yo. A su favor, como ya he dicho, cuenta con su planificación técnica y su puesta en escena (absolutamente prodigiosa), un buen puñado de escenas grotescas muy potentes (amén de momentos gore la mar de shockeantes -la escena del tipo que se taladra el estómago, me dejó boquiabierto-) y una espléndida banda sonora del grupo Goblin (fetiches de Dario Argento) y se acabó, para de contar. Una lástima porque era la mar de prometedora, pero en resumidas cuentas, no deja de ser un bodriete, filmado con estilo, pero un bodriete al fin y al cabo.

El grotesco árbol de cadáveres

*MI MOMENTO FAVORITO: ése en el que el sacristán (Roberto Corbiletto), se abre la barriga con un taladro. ¡Pedazo de escena!, ¡excelentes efectos de maquillaje!, ¡todo un deleite para cualquier buen goremaniaco que se precie!

Brocheta de sacristán

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