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domingo, 19 de abril de 2015

El padre de la novia (1950) de Vincente Minnelli



El sufrido padre protagonista, Stanley Banks (Spencer Tracy)
Simpática y entrañable comedia clásica que, a día de hoy, ha quedado un tanto ensombrecida (como muchos otros casos, véase también el de ''El cabo del terror'') por la fama cosechada por su posterior remake de los noventa, protagonizado por un divertido Steve Martin. Pues bien, todo aquél que haya visto dicho remake (lo más probable es que a día de hoy, mayor número de gente le haya echado un vistazo a la versión moderna), comentar que cuenta exactamente la misma historia, variando únicamente el contexto temporal, los años cincuenta era como el paradigma del sueño americano y el cine (y otras expresiones artísticas) parecía recoger esa estampa tan perfecta de la típica familia feliz e inquebrantable, superado ya el duro trago de la Segunda Guerra Mundial. Así pues, ''El padre de la novia'' es una peliculilla familiar bastante graciosa, en la que principalmente destacan la versatilidad y magna caracterización de un Spencer Tracy (desempeñando el rol protagonista) que logra convertirse en el absoluto centro de atención de la historia (por méritos propios) y la belleza de una jovencita Elizabeth Taylor, que por aquel instante estaba dejando atrás sus días de estrella de cine infantil, dando el paso a su etapa adulta. 

Recibiendo de sopetón la noticia de la boda

La boda requiere una laboriosa organización
La película nos cuenta la cotidiana situación que vive una familia de clase media-alta americana, cuando su hija (Elizabeth Taylor) les anuncia su inminente boda con su respectivo noviete de turno (Don Taylor, quien luego sería el director de pelis como ''Huída del planeta de los simios'', ''La maldición de Damien'' o ''El final de la cuenta atrás''). Esta noticia hará mella especialmente en el padre (el genial Spencer Tracy) en un sentido muy negativo ya que no le sentará precisamente bien el hecho de ''perder'' a su hijita del alma, a la que sigue viendo como una niña. La madre (Joan Bennett, recordada por los amantes del terror por ser una de las villanas de esa obra maestra que es ''Suspiria'') intentará aportar algo de sensatez y cordura a tal conflicto, lo cual no resultará fácil. Todo el tema de los preparativos y el montaje del bodorrio y los quebraderos de cabeza que conlleva (en especial lo referido al tema de gastos económicos) también representará un agobio extremo ante los ojos del desquiciado padre que, en resumidas cuentas, descubrirá que todo sacrificio es poco para la felicidad de su niñita del alma. Sin más, me parece una comedia clásica muy digna, se ajusta a las características del género que representa y aporta lo esencial para resultar amena y entretenida. 

A Stanley el traje le está un poco pequeño

Sin desmerecer su posterior remake, que también me parece muy bueno (salvando las distancias evidentes entre ambos), me atrevería a reivindicar más esta obra original que, desde mi punto de vista, se mantiene bastante fresca a pesar del paso del tiempo, porque al fin y al cabo su argumento adquiere un marcado carácter intemporal, todo el rollo de las bodas y lo que conlleva ponerlas en marcha, ha variado muy poco y esta peli es una buena pieza para atestiguarlo, con un excelente uso del sentido del humor. 

El gran día del enlace

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