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miércoles, 27 de mayo de 2015

¡Cariño, he encogido a los niños! (1989) de Joe Johnston


 
El profesor Wayne Szalinski (Rick Moranis)
probando su máquina reductora
Aquí tenemos otra de esas entrañables y mágicas joyas ochenteras que yo, como tantos y tantos otros, la hemos visto de niños y con casi total seguridad, nos dejó maravillados y encantados. ''Cariño, he encogido a los niños'' creo que perfectamente podría ser considerado un gran clásico del cine fantástico y juvenil, un emocionante film de aventuras repleto de acción, emoción y con una historia atractiva y original. Bueno ya sé que la trama es de sobra conocida pero por ''rellenar'' un poquito de espacio (y por si queda algún despistadillo que ha vivido años en una cueva aislada) voy a resumirla brevemente, tenemos a un despistadete científico, Wayne Szalinski (simpatiquísimo Rick Moranis) que ha inventado una máquina que es capaz de reducir de tamaño cualquier cosa (ya sea objeto, humano,...). Por error, dicho artefacto encoge a tamaño microscópico a sus hijos Amy (Amy O'Neill) y Nick (Robert Oliveri) y a los hijos de sus vecinos, Russ (Thomas Brown) y Ron (Jared Rushton, rostro visto en ''Big'' o ''Cementerio viviente 2''). 

Los pequeños damnificados por la máquina de reducción de tamaño

Galleta para todos, ¡de sobra!
Los cuatro jovenzuelos acabarán viviendo una desenfrenada aventura por sobrevivir en el jardín de los Szalinski, pero claro, con su tamaño, para ellos el jardín resulta el equivalente a una jungla salvaje, repleta de todo tipo de peligros; véase la cortacésped, las pisadas de sus progenitores, insectos gigantes, etc. Como ya he dicho, el film me parece de lo más memorable y entrañable, recuerdo haber pasado excelentes momentos visionándolo en mi infancia y a día de hoy le guardo un cariño inmenso (al igual que su más denostada secuela, ''¡Cariño, he agrandado al niño!''). El film posee humor, aventuras, excepcionales efectos especiales (en ciertos momentos me ha recordado a la suprema ''El increíble hombre menguante''), una magnífica banda sonora y lo más importante, compone un genuino vehículo de entretenimiento para toda la familia. Hasta posee un momento muy pero que muy dramático, me estoy refiriendo al desenlace de la pobre hormiguita que nuestros diminutos protas se agencian de amiga, a la pobre se le acaba cogiendo un cariño inmenso, tanto que yo tengo que reconocer que se me cayeron un par de lágrimas cuando el animalito sale tan mal parado al defender a sus colegas humanos del ataque de un escorpión. 

Peleando contra el cabrón del escorpión

Me sigue resultando curioso que los ideadores de la idea hayan sido el dueto Brian Yuzna y Stuart Gordon, autores de sangrentadas ochenteras como ''Re-animator'' o ''Resonator'', teniendo en cuenta su toque destinado para todos los públicos tan alejado del estilo de ambos personajes. En resumidas cuentas me parece una gran pasada de película, un film delicioso e idóneo para ver en familia sin ningún temor a aburrirse y que al revisionarlo, uno sigue añorando aquella época en la que los blockbusters eran tan especiales y tan increíbles (algo que escasea bastante a día de hoy).

La pobrecita hormiguita

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