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miércoles, 22 de julio de 2015

Aullidos 4, la aldea maldita (1988) de John Hough



Lobita cachonda
Es incomprensible la tan bochornosa degeneración de la que fue víctima esa magna joya llamada ''Aullidos'' de Joe Dante, convertida en una saga lamentable superada en mediocridad por cada una de las secuelas que de ésta iban apareciendo. Si ''Aullidos 2'' y ''Aullidos 3'' eran mojones infumables, ¡agarraos bien, porque la cuarta  prosigue en ese camino infinito hacia el declive más vergonzoso! El director John Hough, quien había sido el realizador de ese truñazo, tildado de película de culto, ''La leyenda de la casa del infierno'', fue el encargado de elaborar esta cuarta parte, la cual resulta una especie de remake encubierto en formato cochambrosamente televisivo de la película original. Con el cuento de llevar a cabo una adaptación más fiel de la novela de Gary Brandner, en la que se basaba el primer film, pues vio la luz ''Aullidos 4, la aldea maldita'', la cual también podría llamarse ''mierdón apestoso mal cagado en un retrete mugriento cualquiera''. 

Después de una hora de aburrimiento por fin hace aparición un lobito

Este pobre necesita algo de proteínas
La película cuenta como una escritora llega hasta una aldea en la que, obviamente, todos son hombres lobo. La mujer intenta resolver el misterio sin ningún tipo de gracia, mientras el marido (que es gilipollas) cae presa de una lobuna calienta-braguetas que acabará convirtiéndolo en un licántropo, y en determinado momento todos los habitantes del lugar quedarán al descubierto como lo que son. Vamos, la misma historia que la primera, pero sin gracia, sin emoción, con unos actores de mierda, una realización pésima, efectos especiales de tercera (o cuarta o quinta fila), vamos, en resumen, todo confluye en merecerse ser tachado de basura infecta y gran insulto, no sólo para su grandiosa primera película, sino para todo lo que pueda estar relacionado con el Séptimo Arte en general. El film es tan malo que, como he dicho en otras ocasiones, hasta duele verlo. De él solamente rescataría una canción bien molona (muy ochentera) SOMETHING EVIL, que suena en los títulos de crédito y finales respectivamente. El resto, boñiga repugnante. Un mojón a la altura de las otras esperpénticas secuelas.

Muestra de los lamentables y ridículos efectos de maquillaje

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