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jueves, 15 de octubre de 2015

Fieras radiactivas (1982) de Robert Clouse



¡Joder con el mordisquito de la ratita!
En la estela de la explotación de animales asesinos tan común desde el éxito de ''Tiburón'' en esta ocasión, para la realización de esta discreta joyita de serie B ochentera, se escogió un animalito (más bien unos cuantos) que provoca bastante descontento entre la población mundial, la rata. Si bien el tema de ''rata asesina'' ya había sido utilizado en ''La revolución de las ratas'', no se le podría aplicar a ésta el apelativo de ''monster movie'' de manual como sí le viene que ni pintado a la que nos ocupa. ''Fieras radiactivas'' calca el consabido esquema de las pelis con bichos asesinos, véase un pueblo o ciudad ''X'', con su población llevando una vida normal, sus personajes en medio de sus típicas y monótonas vivencias, el evento de turno que justifica un determinado número de visitantes al lugar donde se desarrolla la acción y el problema en cuestión, la invasión por parte de la criatura malévola que viene a dar por culo a diestro y siniestro. 

Lisa Langlois, un rostro muy habitual en el terror ochentero,
haciendo de adolescente cachondota y casquivana

Scatman Crothers (recordado gracias a ''El resplandor'')
en serios y ''dientiagudos'' problemas
Y bien, en esta película el peligro lo representan un grupito de ratas, pero no ratas comunes, haciendo alusión a las pelis de los cincuenta sobre mutaciones de animales que les provoca el crecimiento de tamaño, pues aquí las ratoncitas se han zampado un pienso contaminado y por ello han alcanzado el tamaño de un pastor alemán. ¿Qué pasa pues? Que las cabronas mutantes van cargándose a la peña por donde van pasando, y terminan haciendo una escabechina padre en especial, en un determinado momento dentro de un cine en donde, ¡ojito a la referencia!, están proyectando ''Juego con la muerte'' con Bruce Lee (el director Robert Clouse se autohomenajea a sí mismo y al propio Lee, con el que tenía una excelente relación), y en otro en el interior de un vagón del metro, el cual se convertirá en el auténtico pasaje del terror para los desafortunados viajeros. A mí la peli me gustó bastante, la verdad, es entretenida y amena, y además posee un par de excelentes momentos de tensión, muy conseguidos y bien ejecutados. 

Las ratitas vienen hambrientas

Lo que la fastidia un poco son sus subtramas para rellenar metraje, un lío amoroso que mantiene el prota con una empleada de Salud Pública, a la par que sufre el acoso de una adolescente a la que da clase, que se obsesiona con él (ésta es interpretada por Lisa Langlois, un rostro bastante habitual en pelis de terror de los ochenta, véase ''Cumpleaños mortal'' o ''Curso de 1984''). Pero bueno, en líneas generales cumple con su cometido, las ratas resultan de los más efectivas a la hora de mostrarse como fieros monstruos asesinos y los escenarios y efectos especiales (a excepción de alguno un poco más cutrecillo) son de lo más certeros. En resumidas cuentas, que me parece un film recomendable para los amantes de las monster movies y del terror ochentero.

Festín en el metro

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