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viernes, 25 de diciembre de 2015

Una Navidad de locos (2004) de Joe Roth



Los Kranks, Luther (Tim Allen) y Nora (Jamie Lee Curtis)
Bueno ¡de verdad, menuda gilipollez de película! Es curioso que el guión venga firmado por Chris Columbus, esa mente ilustre que como escritor nos brindó esas joyas como ''Gremlins'' y ''Los Goonies'' y como director ''Solo en casa'', ''Harry Potter y la piedra filosofal'', etc., exponiéndonos un lamentable y esperpéntico vehículo del consumismo navideño. ''Una navidad de locos'' tampoco es que pretendiese ser algo muy espectacular, al fin y al cabo pelis de este estilo preparadas para ser estrenadas en estas fechas, las hay a montones, y todas pretenden vender la tonta moraleja de que en esta festividad todo son risas y alegría, eso sí, a poder ser gastando lo más posible; pero sinceramente creo que podían haberse currado un poco más el contenido para que no pareciese tan rematadamente idiota. La cosa va acerca de un matrimonio (el cómico Tim Allen -prota de ''Vaya Santa Claus'' y la gran Jamie Lee Curtis) que viven en un barrio donde se destila mucho el postureo navideño, o sea lo de decorar la casa, hacer ostentosas cenas y colocar gigantescos árboles con enormes bolas. 

Los Kranks deciden pasar de las Navidades...

...pero será muy difícil...
Pero un año se les ocurre pasar de toda esa parafernalia decorativa debido a que su hija no va a estar con ellos y entonces se arma parda. Los vecinos resulta que son como una especie de mafiosos, todos enfermos por la Navidad y les harán chantaje emocional para que éstos no prescindan de toda la estupidez escénica que conllena la festividad, ¡algo bastante ridículo! En serio, los momentos que se suponen que deben ser cómicos se ven lamentables y sosos en extremo. A todo esto acaba llegando la hija por sorpresa y el matrimonio decidirá a toda prisa celebrar la Navidad, y claro las prisas no son buenas y todo irá saliendo de manera caótica. Vamos, que tienen unas horitas de nada para llenar la casa de luces, colocar un muñeco de nieve de porcelana en el tejado, invitar a todo el vecindario (que los odia) a una cenorra de la leche y por supuesto, comprar, comprar y comprar. El resultado, ¡menuda subnormalidad de película! 

...los problemas surgirán por todas partes...

Nos hace recordar que para pasar una feliz Navidad tenemos que ser unos toalis consumistas para dejarnos contaminar con el espíritu de la ''bondad'' inherente a estas fechas. ¡Absurdo! Ni la excepcional Jamie Lee Curtis me pareció un reclamo suficiente para disfrutar de esta tontería de película. 

...pero habiendo consumismo, hay felicidad

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