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martes, 5 de abril de 2016

El chico de oro (1986) de Michael Ritchie



El pequeño ''chico de oro''
En los ochenta el nombre de Eddie Murphy era sinónimo de éxito rotundo. Tras taquillazos como ''Entre pillos anda el juego'' o ''Superdetective en Hollywood'', Murphy probó suerte dentro del género fantástico, y también le fue bastante bien, pues ''El chico de oro'' supuso otro film enormemente rentable hablando de números. ''El chico de oro'' viene a ser un híbrido entre cine de comedia, aventuras y fantasía, con ciertos toques de Indiana Jones, niños con poderes, artes marciales y monstruos (¡menuda mezcla!). La historia va sobre un poli bastante cachondo (Eddie Murphy repitiendo un poco su famoso rol de Axel Foley), que tiene que encontrar a un niño desaparecido. Pero no es un niño cualquiera no, se trata de el llamado ''chico de oro'', un niño budista que posee poderes mágicos, y su secuestrador no es un matón de tres al cuarto, se trata de un legendario demonio camuflado en el aspecto de un humano. 

El poli Chandler Jarrell (Eddie Murphy)

Rumbo al Tíbet
La misión se las traerá, en un principio el poli se pitorrea de todo lo referido a la magia y demás, pero poco a poco se irá dando cuenta de que lo sobrenatural no sólo existe, sino que lo tendrá que combatir para salir airoso en su cometido. Hasta tendrá que viajar al Tíbet y pasar una prueba de fuego (¡nunca mejor dicho!). La película es bastante simpática y sobre todo muy entretenida, recuerdo haberla visto de pequeño, la típica tarde de Sábado, emitida en la sobremesa en TVE-1, por ello, como a muchas otras joyitas de los ochenta de tipo similar, guardo un grato recuerdo de ella, la mar de nostálgico. Estamos ante el típico producto funcional para pasar el rato, su combinación de elementos me parece que la hace ciertamente original y amena, aunque si no te hace mucha gracia su protagonista, o sus típicos chistes (de sobra conocidos, porque sus performances suelen ser bastante parecidas en todos sus trabajos) o eres de los que prefiere un film sólido y realista con amplio trasfondo o que invite a la reflexión, pues ni te molestes. Recomendable sobre todo, a los acérrimos empedernidos admiradores de los ochenta. 

¡Cuidadito, que el villano es chungo!

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