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martes, 7 de junio de 2016

Masacre, ven y mira (1985) de Elem Klimov



Material para hacer una peli dura lo tenían...
Deberían haberle puesto por título ''Truñazo, ven y mira'', le pegaba más ¿De qué va este film? Pues, que alguien me lo explique... un grupo de palurdos haciendo el mongol todo el rato, un niño correteando detrás de una niña, más retardados haciendo el mongol por los prados de ¿Bielorrusia era? Pensé que iba a haber nazis, pensé que iba a haber guerra, pensé que este film era un film de denuncia social, pensé que era desgarrador, así lo apuntaban algunos comentarios que pude leer de algún que otro hipster que la había visto. Pues bueno, todo esto es una mentira cochina. Advierto muy en serio: se trata de otra de esas enormes mierdas infladas por los críticos para que alguien se interese por ellas y para que cuatro listillos de turno la proclamen como un film de culto, con más motivo, siendo de la antigua Unión Soviética, que quedarán ellos muy cultos diciendo lo anti-Hollywood que son. Pues bien, yo grito a los cuatro vientos que esto es una auténtica mierda, ¿bizarra?, sí también, pero no por ello menos mierda. 

...pero les quedó un truño aburridísimo

Un rezo por la pobre vaca
Más aburrida que tragarte el discurso del rey en Nochebuena, más aburrido que aguantar al jefe brasas darte la murga y más aburrido que cualquier clase con el profesor más petardo y pesado que te puedas encontrar. ¿Que querían haber hecho una historia cruda sobre la guerra? Material tenían para hacerlo, también escenario desasosegante, incluso medios adecuados, ¿por qué no molestarse en contarnos algo y no construir un ladrillo de dos horas y media para no contar nada, pero absolutamente nada? Hay quien dice que el film propicia angustia psicológica con esos planos estáticos y silencios larguísimos, más bien habría que explicar la diferencia entre este término y el más incómodo de los sopores. Sabemos que la guerra es horrible, hemos visto miles de pelis sobre nazis, utilizar ese tema no da una buena película, hay que saber sacarle partido para contar una historia que atrape, lo cual aquí no ocurre no por asomo. Eso sí, el artístico director, el tal Elem Klimov, ha tenido tiempo de sacrificar a una pobre vaca en pantalla (al menos eso parece por como está filmada), para que no se diga que él no es un artista, ya se curró con esmero el cómo hacer daño a un pobre animal de forma gratuita.

Desconcertante estampa

Al menos espero que la muerte de la vaca no fuera real (cosa que no me quedó claro), pero conociendo a estos realizadores bohemios del pijo, que se piensan que matar a un animal en nombre del Arte no es un acto de cobardía y de subnormalidad sino que es vanguardia, libertad de expresión, rebeldía y anarquismo escénico; esa salvajada no me extrañaría. En fin, de ser así sólo me queda desearle al señor Elem Klimov una feliz estancia en el infierno (porque lleva criando malvas desde el 2003). No me extraña que este film haya sido su adiós definitivo de su participación para con el Séptimo Arte, si es que debería de ser considerado un atentado matar al público de aburrimiento.

Cuando llevas ya dos horas de insoportable letargo, lo que ocurra te importa un pito

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