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viernes, 23 de mayo de 2014

Drácula 73 (1972) de Alan Gibson



Drácula (Christopher Lee) ensartado en una rueda de carro
Definitivamente a los de la Hammer se les fue la pinza en su afán por continuar estirando el chicle en torno a su saga particular protagonizada por el Conde Drácula. Tras haberle vuelto a dar muerte en "Las cicatrices de Drácula", prosiguieron exprimiéndose el cerebro encontrando una nueva manera de resucitarlo en una película más y así se les ocurrió la "fantástica" idea (obviamente lo digo en coña) de realizar este engendro llamado "Drácula 73" (bueno, en nuestro país se llamó así, puesto que el título original deja muy claro que el año al que hace referencia en 1972, pero bueno los traductores españoles como siempre, haciendo lo que les sale de las bolas). ¿Qué nos trae de nuevo esta secuela? Pues nada más y nada menos que trasladar la figura del vampírico Conde (nuevamente interpretado por Christopher Lee) al siglo XX, concretamente al año 1972, los tiempos actuales en el momento en que se realizó el film. ¿Cómo puede ser esto posible? 

El descendiente de Van Helsing (Peter Cushing) y su nieta Jessica (Stephanie Beacham)

Muy fácil, por medio de un grupito de jovenzuelos hippies, con mierda por cerebro, que se les ocurre la fantástica idea, capitaneados por el cabecilla, Johnny Alucard -escribir su nombre al revés ya veréis que gracia lo que sale- (Christopher Neame), que hacer un rito satánico en una iglesia abandonada, a través del cual resucitarán a Drácula. A todo esto, una de las muchachas del grupo, Jessica (Stephanie Beacham), resulta ser la nieta de uno de los descendientes del mítico profesor Van Helsing, aquél que le dio muerte a Drácula en el siglo XIX (interpretado una vez más por Peter Cushing), el cual deberá retomar el oficio de su antepasado y enfrentarse a la maldad que se cierna sobre el Londres contemporáneo. 

La sensual Laura Bellows (hipnótica Caroline Munro)

En medio de un rito satánico
A priori el film podría resultar atractivo por dos motivos. El primero, porque nuevamente se volvió a juntar al dúo hammeriano por excelencia, Christopher Lee y Peter Cushing, y además volviendo a encarnar a los míticos rivales, Drácula y Van Helsing, desde que se convirtiesen ambos en un hito tras haber protagonizado la primera "Drácula" de la Hammer en 1958. Y el segundo, por la presencia de la maravillosa, escultural y bellísima scream queen de la época, Caroline Munro. Desgraciadamente ninguno de los motivos es lo bastante potente como para hacer atractivo el film, porque ambas participaciones se encuentran totalmente desaprovechadas en un guión atroz, que lógicamente compone una historia lamentable. "Drácula 73" es ridícula y dejó de manifiesto que los gloriosos años de la productora habían quedado atrás. La que hasta entonces había sido la pionera en la producción del género, estaba viendo el terror gótico estaba pasando de moda y que sus productos ya no eran interesantes para el público. La pena es que, en vez de hacer una retirada por todo lo alto, optaron por hacer mierdas infames como ésta que nos ocupa (y vendrían más). La película es un gran insulto a todo lo bueno que había representado la Hammer y todo un insulto a la magna figura del Conde Drácula. Algo tan lamentable que no merece la pena ni un triste visionado, en serio lo digo. 

El gilipollas de Johnny Alucard (Christopher Neame)

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