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lunes, 16 de mayo de 2016

Los ojos del diablo (1990) de George A. Romero, Dario Argento



Treinta años después de que el señor Roger Corman hiciese populares las adaptaciones cinematográficas de Edgar Allan Poe (véase ''La caída de la casa Usher'' o ''El péndulo de la muerte''), dos grandísimos maestros del terror como son George A. Romero y Dario Argento, se unieron para realizar esta antología de dos historias basadas en dos relatos del propio Poe. Romero y Argento ya habían trabajado juntos (el segundo había ejercido de productor del film del primero ''Zombie'') y ésta colaboración consistió en la realización de dos segmentos diferenciados, dirigido independientemente por cada uno, de una hora de duración, montados contiguamente para construir un largometraje que llevó el título de ''Los ojos del diablo'', ni más ni menos.

El pobre señor Valdemar está en las últimas

La ambiciosa señora Valdemar (Adrienne Barbeau)
La primera historia del film es una adaptación de ''El caso del señor Valdemar'' (ya llevado a la pantalla por Corman, mejor por cierto, en ''Historias de terror''), dirigida por Romero y desarrollada en los tiempos modernos (en el momento en que se hizo la película, se entiende) y nos cuenta como una ambiciosa mujer (Adrienne Barbeau), desea heredar la inmensa fortuna de su marido viejuno, el propio Valdemar y para ello, junto con su amante (y además médico de su esposo), traman un plan para lograrlo y disputarse los millones del viejo. Mediante la hipnósis, pretenden que el anciano les ceda el dinero, pero desafortunadamente, el tipo palma mientras está en trance y eso lo mantiene a medio camino entre el mundo de los vivos y de los muertos, dando como resultado un trágico y sangriento final.

Peligros de morirse hipnotizado

El péndulo de la muerte
La segunda es una adaptación (muy pero que muy libre) de ''El gato negro'' (también previamente recogida cinematográficamente hablando en ''Historias de terror'' de Corman) y está dirigida por Dario Argento. El director italiano hace unas cuantas referencias más al universo poeiano, por ejemplo mostrándonos un cadáver sesgado en dos a consecuencia de un péndulo cortante (sacado de el relato ''El pozo y el péndulo'') y llamando al protagonista de la historia (interpretado por Harvey Keitel), Roderick Usher (como el prota de ''La caída de la casa Usher''). Pues bueno, aquí tenemos a un fotógrafo que vive con su novia, y el cual no soporta a la mascota de ésta, una gata negra. Es un momento determinado, la asesina a ella brutalmente y esconde su cadáver tras una pared, con la gata incluida. Las consecuencias que le deparará este crimen, serán muy desagradables.

Empalamiento mortal

¡Qué sangría!
Por lo que he leído, hay críticas muy variadas con respecto a este film, hay quien lo tacha de ser un mojón que desprestigia a los nombres que se encuentran tras su realización y hay quien lo considera una joyita curiosa e interesante muy a tener en cuenta. Desde mi punto de vista me inclino más hacia la segunda, es obvio que no es el mejor trabajo de ambos directores, y que los guiones de ambas historias podrían haber estado más currados, pero es muy digna para que todo amante del terror le eche un visionado. Ambas historias están muy bien realizadas desde el punto de vista visual, dirigidas con soltura (no se podía esperar otra cosa de sus responsables), no escasea la violencia y la sangre (hay que destacar que Tom Savini estaba tras los efectos de maquillaje) y en líneas generales son lo suficientemente amenas para que entretengan en su justa medida. Una visión personal, diferente y más agresiva de retratar el universo poeiano alejado del clasicismo gótico de Roger Corman, por lo tanto me parece de lo más recomendable. 

Sorpresitas tras las paredes

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